Cómo Dejar de Pensar Demasiado - Reseña crítica - George Cure
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Cómo Dejar de Pensar Demasiado - reseña crítica

Cómo Dejar de Pensar Demasiado Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Autoayuda y motivación

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9798848959314

Editorial: Independiente

Reseña crítica

¿Te encuentras atrapado en un ciclo interminable de pensamientos y preocupaciones? Si es así, "Cómo Dejar de Pensar Demasiado" de George Cure es una obra ideal para ti. 

Anímate a explorar el poder del pensamiento y cómo manejarlo de manera efectiva. Aprenderás a analizar situaciones, planificar tu futuro y tomar decisiones meditadas, sin permitir que los pensamientos te controlen.

Este libro te mostrará cómo liberarte de la jaula de pensamientos negativos y cómo evitar el autosabotaje. Descubrirás técnicas y estrategias para tranquilizar tu mente, controlar tus pensamientos y dirigirte hacia el bienestar emocional y mental que tanto deseas. ¿Vamos?

¿Qué es pensar demasiado?

A cualquiera le puede pasar que se detenga más de lo necesario en un pensamiento. Como padres, maridos o esposas, hijos o hijas, empleados o empresarios, la preocupación está naturalmente ligada al deseo de "hacerlo bien". 

Sin embargo, las personas que luchan a diario con el pensamiento excesivo -denominadas "rumiantes"- se encuentran constantemente pensando en acontecimientos que ya han sucedido y extrayendo angustia de las predicciones futuras.

El rumiador tiende a ser pasivo en lugar de activo, y se detiene en los acontecimientos pasados y construye resultados futuros desproporcionadamente negativos. Considera este escenario, por ejemplo: llamas accidentalmente a tu nuevo jefe por un nombre equivocado. ¿Qué piensas y sientes cuando te das cuenta después?

Por término medio, una persona se sentirá ligeramente avergonzada, pensará en disculparse al día siguiente con algún comentario autodespreciativo y luego se olvidará del asunto y se pondrá a preparar la cena. 

Por el contrario, el rumiante repasará mentalmente este error una y otra vez, con resultados diferentes cada vez. A las cuatro de la mañana, experimentará mentalmente escenarios trágicos en los que se verá descartado para futuros ascensos, o incluso elegido para el próximo recorte de personal. 

El incidente ha desencadenado grandes preguntas en la mente del rumiante y revivirá incesantemente todo el suceso en su mente de forma desproporcionada.

Meditar sobre un acontecimiento pasado y hacer predicciones catastróficas a partir de él es un ejemplo clásico de rumiación.

Las dos causas básicas del exceso de pensamiento son el estrés y la ansiedad. Además, los problemas de autoestima y las dudas sobre uno mismo pueden ser otras causas importantes de este trastorno.

Los que alimentan valores perfeccionistas o tienen tendencias obsesivas y de control también pueden encontrarse pensando desmesuradamente, rumiando sus errores pasados o los que podrían cometer.

En particular, estos tipos de personalidad tienden a preocuparse desmesuradamente por los juicios de los demás. El miedo a ser juzgado es, pues, otra posible causa del pensamiento excesivo.

Todas estas causas -por muy diferentes que sean- tienen un mínimo común denominador: haber perdido la alegría en el momento presente. 

La forma más fácil de empezar a vivir en el presente es notar las sensaciones de tu cuerpo y prestar atención a cómo se desarrolla el mundo a tu alrededor. Siempre que te des cuenta de que los pensamientos viajan incontroladamente al pasado o generan preocupaciones por el futuro, redirige suavemente tu atención al momento presente.

Cómo dejar de pensar demasiado

Si eres un pensador excesivo, sabrás exactamente cómo funciona. Un problema sigue apareciendo en tu mente -por ejemplo, un problema de salud o una preocupación laboral- y no puedes dejar de darle vueltas mientras intentas desesperadamente encontrarle un sentido o una solución.

Es normal buscar formas de calmar la mente y volver a la serenidad. Muchas de las estrategias aplicadas habitualmente parecen razonables, pero las investigaciones demuestran que muchas de ellas pueden causar inadvertidamente más daño que bien y, en general, sólo conducen a pensar más. 

Puede que reconozcas algunos de ellos en tu propio comportamiento:

  • Buscar constantemente amenazas: esta estrategia no tiene nada de malo si sientes que estás ganando el control, pero puede ser rápidamente contraproducente. Por ejemplo, considera las preocupaciones de salud. Si, como estrategia para disipar tus preocupaciones, empiezas a escudriñar excesivamente a ti mismo o a tus seres queridos en busca de signos reflejos de tu enfermedad, este estado de alerta constante sólo te conducirá a una mayor sensación de peligro y a más preocupaciones relacionadas con la salud. Otro ejemplo es vigilar constantemente si la gente tiene buena opinión de ti, tratando de averiguar lo que piensan. Este mecanismo conduce inadvertidamente a ser más distante, no participar y preocuparse, y no poder disfrutar de su compañía.  
  • Buscar respuestas y tranquilidad: es una búsqueda natural, sin embargo, si llegas a un punto en el que dependes totalmente de estas estrategias para recuperar la calma y reducir tus preocupaciones, estás en una pendiente resbaladiza. Por ejemplo, algunas personas cercanas a nosotros pasan varias horas al día en Google, esperando encontrar tranquilidad o, al menos, una explicación de por qué se sienten tan ansiosos. Pero esta estrategia suele ser aún más preocupante, ya que al buscar en Google síntomas relativamente comunes suele aparecer una amplia gama de resultados de búsqueda, incluyendo diagnósticos en los que ni siquiera habían pensado. 
  • Planificación excesiva: no hay nada malo en un nivel moderado de planificación. Es perfectamente saludable llevar una agenda o dejar notas para uno mismo. Sin embargo, algunas personas planifican su vida hasta el último detalle y esto puede resultar problemático. Además de consumir bastante tiempo, una planificación excesiva puede tener otros efectos negativos, como la exacerbación de las preocupaciones. Por ejemplo, cuando planificamos cuidadosamente, tenemos la tentación de anticipar todas las cosas que podrían interferir con nuestro plan y cómo manejar potencialmente esos acontecimientos si se producen, dando lugar a un proceso de preocupación constante. Otros planifican meticulosamente porque creen que no podrán hacer frente a la situación de otro modo, lo que puede llevar a una preocupación excesiva cuando esa planificación no es posible o surgen imprevistos.

No es necesario vivir con una preocupación excesiva. Que el exceso de pensamiento sea un rasgo innato es un falso mito, lo que significa que se puede cambiar y que no hay que vivir simplemente con él.

Pensar en exceso es una estrategia aprendida que elegimos, consciente o inconscientemente, como forma de intentar hacer frente a nuestros pensamientos y sentimientos difíciles. No es un rasgo fijo, sino un hábito en el que caemos, y podemos aprender a cambiarlo si queremos.

Estrategias metacognitivas para calmar la mente

La terapia metacognitiva consiste en descubrir que puedes elegir si te comprometes o no con un pensamiento, independientemente de su contenido o de los sentimientos que despierte.

  • Conoce tus pensamientos desencadenantes y déjalos en paz: se calcula que el cerebro humano produce miles de pensamientos, asociaciones y recuerdos distintos cada día. La mayoría de estos pensamientos no tienen sentido; van y vienen sin que seamos conscientes de ellos. En la terapia metacognitiva, estos pensamientos se denominan "pensamientos desencadenantes". Si bien algunos de estos pensamientos no son problemáticos, las preocupaciones suelen formarse en torno a escenarios hipotéticos y comienzan con afirmaciones como: "¿Y si tomo la decisión equivocada?", "¿Y si no le gusto?", "¿Y si me pongo enfermo?", etc. La rumiación típica, en cambio, comienza con pensamientos sobre el qué, el por qué y el cómo: "¿Qué me pasa?", "¿Por qué me siento así?", "¿Cómo puedo cambiar?”. Cuando no gastes energía en un pensamiento, verás que simplemente pasará de largo.
  • Reconoce lo que puedes y lo que no puedes controlar: si continuamente participas de pensamientos desencadenantes y empiezas a preocuparte durante largos periodos de tiempo, estás en camino de desarrollar un patrón poco saludable que puede parecer que surge automáticamente. Comprensiblemente, llegarás a creer que está fuera de tu control. Sin embargo, puedes elegir si considerar o no el pensamiento desencadenante. Puedes controlar si "responder" al pensamiento o seguirlo con otras preguntas. Aunque los pensamientos desencadenantes están fuera de tu control, siempre puedes controlar si los tienes en cuenta o no.
  • Aplaza y reduce tus preocupaciones y cavilaciones: cuando surjan pensamientos o sentimientos desencadenantes durante el día, intenta posponer estos pensamientos a un momento de rumiación programado (puedes decirte simplemente: "Me ocuparé de esto más tarde"). 
  • Evitar la evasión y entrenar la atención: tienes que proponerte retos diarios que impliquen pensamientos desencadenantes, y que practiques el dejarlos estar hasta un momento determinado. No lo conseguirás siempre, es perfectamente normal que vuelvas a caer en la vorágine del pensamiento excesivo, sobre todo al principio. Pero, al igual que para aprender a montar en bicicleta, tendrás que volver a levantarte cada vez que te caigas y seguir pedaleando hasta que le cojas el tranquillo.

No huyas de la ansiedad

Escuchar es una habilidad que requiere práctica. Nuestro instinto es absorber sólo lo necesario, con una parte de nuestra mente dedicada a escuchar y la otra centrada en un millón de otras cosas. La escucha activa, con toda nuestra atención, requiere tal concentración que no es de extrañar que a la mayoría de la gente le resulte difícil.

Es mucho más fácil dejar que nuestra mente subconsciente filtre el ruido en las cosas a las que deberíamos prestar atención y en las que es mejor pasar por alto y hacer como si no pasara nada. En esta última categoría suele entrar la ansiedad.

Cuando asoma la cabeza, cogemos lo que podemos: una botella de cerveza, un vaso de vino, un programa en Netflix, y la sumergimos en la zanja, esperando que sea la última y sospechando su eventual reaparición.

Pasar de ver la ansiedad como un inconveniente molesto a verla como una señal importante es reconocer que uno está bien, que algo va mal. Esto es a la vez aterrador y liberador, pero un paso crucial en el viaje de curación. Y es, al mismo tiempo, un paso que se pasa por alto con demasiada frecuencia en la gestión de la ansiedad.

La única forma de empezar a sanar realmente es dar la vuelta y enfrentarse a la ansiedad. Antes de empezar a buscar tratamientos para la ansiedad, tómate un momento para hacer una pausa. 

Date tiempo para reflexionar sobre qué cuestiones pueden estar flotando en tu subconsciente, cuestiones que puedes haber ignorado pero que pueden estar relacionadas con esa sensación de incomodidad que te recorre el cuerpo. 

Piensa en la ansiedad como la cuerda de un ovillo. Un gran ovillo confuso y desordenado. Tira de la cuerda. Mira lo que pasa. Puede que te sorprenda lo que descubras. Y al hacerlo, date crédito por ser valiente. Hace falta valor para enfrentarse a las cosas que no entiendes dentro de ti.

Los ejercicios de respiración son una forma estupenda de relajarse, reducir la tensión y aliviar el estrés y la ansiedad. Son fáciles de aprender y puedes hacerlos cuando quieras, no necesitas ninguna herramienta o equipo especial para beneficiarte de ellos. No existe un ejercicio mejor o peor, sino una técnica que puede funcionar mejor que otra. ¡Pruébalos!

Cómo eliminar la negatividad de tu vida

Una cosa que a menudo nos impide vivir una vida feliz es la sensación de estar restringidos. Sea cual sea el aspecto de tu vida que te parezca restrictivo, ya sea la dieta o las relaciones, elige alcanzar la libertad en lugar de la limitación. Permítete exponerte a las oportunidades en lugar de cerrarte a las novedades. 

Deja de tomarte la vida como algo personal, no todo el mundo quiere hacerte daño. En lugar de pensar siempre que toda persona con una opinión diferente está intentando meterse en tu camino, aprende que no todo el mundo ha crecido igual que tú.

Cada persona escucha de forma diferente. Cada uno experimenta, siente y entiende las cosas a su manera. Y, sólo porque tu punto de vista no coincida, no significa que haya algo malo en ti o en ellos. Sólo significa que tienen diferencias, y está 100% bien tenerlas. Al fin y al cabo, son estas diferencias las que definen nuestra singularidad. 

Cuando aprendas a aceptarlo, te sentirás más libre, más comprensivo y dejarás de tomarlo todo al pie de la letra.

Es importante tener objetivos, ambiciones y luchar por algo. Alinearte con la persona en la que quieres convertirte te empujará no sólo a hacerlo mejor, sino a ser mejor. También es esencial tener una trayectoria para saber hacia dónde te diriges en tu vida. Nunca sabrás exactamente dónde acabarás, pero si te has fijado objetivos, podrás crear un esquema de lo que tienes que hacer para llegar a donde quieres.

La gente puede robarte la energía. Elige con cuidado a las personas con las que pasas tu tiempo. Céntrate en la calidad, no en la cantidad. Las personas de tu vida no deben agotarte, el trabajo que tienes debe inspirarte, las cosas que haces deben hacerte sentir bien contigo mismo.

Regalarte una desintoxicación de redes sociales, puede darte más equilibrio y una sensación de claridad, basándote en lo que realmente importa en tu vida. Los medios de comunicación social son el epítome de la cultura moderna. Y también son espacios en los que todos comparten las mejores versiones de sí mismos. Son una forma estupenda de conectar con amigos y seres queridos, pero también son un auténtico salón de espejos que a menudo conduce a comparaciones disfuncionales.

Todos estamos constantemente atrapados en nuestras ajetreadas vidas y en nuestros frustrantes problemas. Pero recuerda una cosa: hacer que los demás se sientan bien también te hará sentir bien a ti. 

Por tanto, sé amable con todos. Sé amable con los desconocidos, con tus amigos, con tu familia. La gente siempre necesita a otras personas. A través de tus seres queridos, puedes desarrollar conexiones significativas y fomentar relaciones que pueden hacerte sentir bien y apoyarte en momentos de necesidad.

Es importante ser consciente del parloteo que produce la mente y de cómo influye en tu forma de sentir y de comportarte. Modula lo que los británicos llaman "auto conversación negativa" con frases estimulantes y alentadoras. Tienes el poder de cambiar tu estado de ánimo, tienes el poder de cambiar tu pensamiento. Tienes pleno control de ti mismo y tienes que empezar a aprovechar este poder para tu propio bienestar.

El abatimiento es una de las piedras más pesadas que tienes que aprender a superar si quieres deshacerte de la negatividad.

Notas finales

Deja de preocuparte por lo que has hecho, lo que deberías haber hecho o lo que tendrás que hacer. Empieza a vivir el momento. Deja de pensar demasiado en tu futuro y haz grandes cambios para vivir tu presente ahora.

Desarrollar pequeños rituales de autoayuda te permite ser más consciente de cómo te sientes y de lo que te molesta. A veces, sólo necesitas un descanso. No puedes ser siempre positivo, no puedes estar siempre en la cima de tu energía.

Si estás estresado, si estás cansado y amargado, es imprescindible que reserves un tiempo para calmar tus nervios, despejar tu mente y relajar tu cuerpo. Pero el autocuidado no tiene por qué dejar de lado tu progreso, puede promoverse a través de todas esas pequeñas cosas que te aportan alegría.

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¿Quién escribió el libro?

George Cure te acerca herramientas para liberarte del pensamiento excesivo y encontrar la serenidad mental que tanto anhelas. Aprenderás a reconocer sus rasgos, identificando cuándo tus pensam... (Lea mas)

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